
Barrio Unidos, un lugar que se transforma
(En la foto: Anita Corbi, Yisel Silvera, Mariana Marguery, Rosita, Nadia Vilar, Solari, Alex Gómez, Briana)
Hace ya ocho años, un grupo de mujeres decide acercarse a una zona entre La Teja y el Cerro, con el fin de ayudar a los niños más pequeños de la zona. Entre ellas, se encontraba la hermana Mariana, monja de la Asociación de las Franciscanas (del V.E) que movida por su fe comenzó a acercarse al barrio a tocar la guitarra, jugar y enseñar valores a los más chicos del lugar.
Junto con Nadia y otras compañeras habían visitado varios barrios para dar una mano, pero un día decidieron concentrar sus esfuerzos en un solo lugar: Barrio Unidos.
“Primero llegamos a hacernos amigos con el barrio; me asombré muchísimo del sacrificio con que se vivía, pero el espíritu que mantenía la gente, que encontraba la alegría en las pequeñas cosas”
Desde entonces, decidieron crear un espacio para apoyar a las familias y niños del lugar. Así fue que surgió “El Arca de la alegría”. Un nombre que, según las referentes de este espacio, representa la diversidad de personas que pueden ayudar en un mismo lugar.
Barrio Unidos
Barrio Unidos se encuentra en un paraje entre los Nuevos Accesos y el arroyo Pantanoso. Rosita, vecina y cocinera, nos cuenta que “se llama así porque los primeros vecinos terminábamos de recolectar en la noche y nos juntábamos para compartir la cena”. Le preguntamos qué pensaba acerca de este lugar y nos comentó lo siguiente: “Esta gente ha ayudado a cambiar mucho el barrio, ahora los niños saben que toman la leche y luego tienen que ir a la clase, donde los espera la maestra para ponerse a aprender”.
Día a día
Desde el año 2011 deciden generar un espacio en el que los niños puedan jugar y comer. Para el 2013, con el merendero funcionando decidieron empezar a ayudar a los chicos a hacer los deberes. Yisel, la maestra, ayuda a niños de diferentes edades a hacer las tareas, desarrollar hábitos y aclarar dudas. Lourdes y Rosita ayudan en la cocina desde temprano en la mañana. Solari, antiguo vecino y casero del centro, parece conocer a todos los chicos de la zona: “Veo a los nenes mucho mejor, más tranquilos”comparte con satisfacción.
Ana, quien trabaja con los más grandes, nos comenta: “Desde el año pasado estamos dando una mano con los gurises que están empezando el liceo o la UTU, además de otras actividades extra horario”.
Hoy en día además de una canchita, un patio de juegos, un comedor con cocina y salón de clase, buscan ampliar el espacio para tener un lugar para los más grandes, aquellos que “egresaron” del espacio.
“A veces con 13 o 14 años ya están grandes para estos juegos y para estar entre los más chiquitos porque tienen mucha energía, pero queremos un lugar para que puedan jugar también, porque, aunque sean más altos que Solari, adentro siguen siendo niños”
Involucrate con Tejiendo Redes
A la fecha, más de 73 niños y adolescentes concurren de forma regular al Arca además de 86 niños que se acercan a los diversos eventos que celebran como: Carnaval, el Día del niño o Navidad. También, más de 35 jóvenes que pasaron la edad escolar continúan en contacto con el centro. Los niños desayunan, reciben asistencia educativa, tienen un espacio para divertirse y reciben una comida con postre a la tarde; además de contar con la contención y la transmisión de valores de los más grandes.
Este año se han organizado más aún porque están abarcando más temas: “Sería bueno que se arrime más gente a ayudar. Nosotros somos todos voluntarios y gracias a otros voluntarios este proyecto va hacia adelante”, dice Mariana. Entre mates, Solari recuerda el montón de amigos que ha hecho entre quienes se han acercado a ayudar.
“Acá pasan un montón de cosas que están buenas, y son las que nos dan vida y las que le dan vida a este lugar”.
“Las caras de los niños han cambiado” reconocen con satisfacción, aunque enfocadas también, en todo lo que resta por mejorar.
Involucrate con este proyecto entrando en el MAPA DE VOLUNTARIADO encontrándolos en la categoría NIÑOS Y ADOLESCENTES por la zona de La Teja.
Nota escrita por Julian Latorres Lezama